localhost:

localhost:

"No hay lugar como el hogar"
Dorothy en “El Mago de Oz”

Nos imaginamos surfear sobre remolinos cósmicos, donde el tiempo y el espacio se disuelven y vuelven. Espirales turbulentos que desgarran cráteres lunares como corchos de cualquier tinto. Scratcheo atemporal semejando los tres tiempos del canal de las estrellas en Sky.

Refunfuños cuadrados que se pronuncian por sus desperfectos inabordables. 12:21, esos números escurrían de la cafetera con reloj cuando burbujas de aire nacían del fondo de un vaso de vidrio, ahora con agua.

Secretos que forman una realidad inexistente. Verdades universales que bucean flotando de la muñeca de niños globales. Búsquedas delirantes y agonizantes con respuestas tan únicas y tipificadas como el historial de cualquier computador.

El vapor difumina y extiende los horizontes de las escasa luz. El ruido del radio se vuelve empalagoso y termina con los sueños de más de dos. Fantasmas en tercera dimensión brotan del monitor y agarran los sueños del usuario. Pellizcos de futuros agobiantes y contagiosos.